Ambos comenzamos a solapar conversaciones (el tiempo, los atascos, la inmigración, los donnuts con azúcar…) hasta detenernos en el temita de moda: suelo, ladrillos y especulaciones varias…
– Verás, soy promotor inmobiliario y te puedo asegurar que esto no hay quien lo pare.
– Pero… la subida del Euribor os habrá obligado, al menos, a congelar los precios… – dije con cierta ingenuidad (la hipoteca media ha subido a razón de 100 € mensuales).
– No te confundas. Esta subida tan solo nos ha obligado a renegociar con los bancos sus modelos para que, en lugar de hipotecarse durante 35 años, los compradores puedan ampliarlo a 40 ó 45.
– ¿Hipotecas a 45 años?.
– Y más. Con el tiempo llegaremos al modelo alemán, con hipotecas de hasta 100 años.
– Eso es biológicamente imposible.
- No si tus hijos se hacen cargo (cuando mueras).
Llegamos a una urbanización preciosa (“esa casa de la esquina la vendí yo mismo hace poco más de un año por 2 millones de €“) y el promotor me hizo parar junto a un chalet unifamiliar de tres plantas (y dimensiones realmente pornográficas) en cuya entrada se encontraban aparcados, bien juntitos, un Audi Q7 y un Mercedes 500 SL (no tan limpios como mi taxi).
Al bajarse, ni siquiera se me pasó por la cabeza cagarme en su puta madre; ante todo, soy un tipo educado (por dentro y por fuera).
Nota: Los sanitarios de mi casa son de la marca Roca.