– ¿Podría llevarme a la Plaza de Colón?.
– Caballero, estamos en la Plaza de Colón.
– Ah, bien… ¿qué hora es?.
– Las once y cuarto… de la mañana…
– Gracias, ¿qué le debo?.
– Teniendo en cuenta que el taxi no se ha movido ni un solo metro y que, por el momento, las conversaciones son gratuítas… no me debe nada.