Aquel hombre, al montarse en mi taxi, suspiró con alivio. Aeropuerto de Barajas; 21.30 horas:
– Vengo de Miami. Después de diez horas sin poder fumar, aterrizo en Madrid y me doy cuenta que ya no me apetece. ¡Se me han quitado las ganas!.
– Cuénteme el secreto, por favor – le digo.
– Será esta ciudad, el ambiente que se respira, no sé…
– Lo dudo. No creo que Madrid sea la ciudad más apropiada para dejar de fumar.
– ¿Por qué lo dice?
– ¿Es la primera vez que viaja a Madrid?
– Sí.
- ¿Es usted creyente?
– Sí.
- Que Dios le ampare.