En la Estación de Atocha, el usuario (de aspecto un tanto siniestro) me ayudó a introducir en el maletero del taxi un baúl de dimensiones considerables.
– Pesa mucho. No le importa, ¿verdad?
– Mientras no lleve dentro un cadáver…
– Si llevo o no llevo un cadáver, es mi problema, ¿de acuerdo?
– De acuerdo – contesté mirando al suelo, derrotado.
[Taxiconsejo: nunca bromees con alguien que porte un baúl de proporciones anatómicas]