En ciertas ocasiones se cuela (por la puerta de atrás) algún usuario abducido por el espíritu de Bruce Lee.
Léase, sin ir más lejos, el ejemplo de esta misma mañana:
- La profesión de taxista tiene que ser peligrosísima…
– Depende de lo que usted entienda por “peligrosísima” – dije tratando de quitarle dramatismo al asunto.
– No sé… le habrán atracado alguna vez, vamos, digo yo… y le habrán puesto alguna navaja en el cuello, ya sabe: lo típico… – me dijo con creciente entusiasmo.
– ¿Que te pongan una navaja en el cuello es “lo típico”? – pregunté con tonillo sarcástico.
– Y esa cicatriz que tiene en el brazo, ¿se la hicieron en el taxi?
– No – contesté, sin más (cualquiera le decía que perdí el equilibrio en casa manipulando una humilde bombilla)
…
Esta última asociación “peliculera” de ideas entre una cicatriz y un taxi (también llamada taxicatriz) me llevó al recuerdo de aquella cita (rescatada de -20º):
“Si un cojo se viste de militar parece una herida de guerra”