– Yo a usted le conozco… ¡claro!, ¡el taxista de la tele!… – me dijo la mujer tras un largo y viciado silencio.
– ¿En qué canal dice que me ha visto? – pregunté.
– No lo recuerdo. Mi hijo es el dueño del mando, ya sabe…
– ¿En Tele Taxi? – dije de coña.
– Esa es de pago, ¿no?. Yo no tengo nada de pago; en mi casa todo es gratis menos la luz, el teléfono, y eso…
(…)
– Anoche mi hijo estaba haciendo “zipin” (¿?) y cuando salió usted en la tele hablando mientras conducía su taxi, le dije que lo dejara ahí; porque mi ex marido es taxista, ¿sabe usted? – me dijo a tal velocidad que sus palabras parecían chocarse unas con otras.
– ¿Ex marido o ex taxista?; ¿o las dos cosas? – pregunté.
– Ex marido. Sigue siendo taxista, el muy golfo… le encontré una caja de preservativos de esos en la guantera del taxi, ¿sabe usted?. Y conmigo nunca los usó (eso se lo puedo asegurar); yo soy muy antigua para esas cosas…
– Puede que los encontrara en el asiento de atrás. Ni se imagina la cantidad de cosas que se dejan los clientes…
– ¡No, no!. Eso fue “la gota de todos los colmos…”
- Los taxis pueden ser muy tentadores para la vida golfa - dije movido por el tópico.
– Y usted escribe mientras conduce o algo así, ¿no?.
– Mientras conduzco, concretamente, no. Pero…
– ¡Pues escriba que mi marido lleva cinco meses sin pasarme la pensión! – me interrumpió.
– Mi página no va de eso – dije apurado.
– ¿Y de qué escribe, si se puede saber? – me preguntó, brazos en jarra.
– Hablo de mis clientes, pero sin que ellos se enteren.
– ¡Eso está muy feo!. Prefiero que escriba de lo golfo que es mi Manolo; bueno, mi ex Manolo o comosediga…
…
[Señora: No pienso hablar de usted ni de su pensión. Los temas de mis post los elijo yo, ¿de acuerdo?]
…
[Señora: Un abrazo tierno para usted, y bienvenida a mi taxi]