– ¡Barriiiita siiiiin mantequiiilla! – gritaba una y otra vez, cada mañana, mientras los taxistas nos agolpábamos delante de la barra (Terminal 4, bolsa de taxis).
  Cada vez que soltaba esa frase fundacional, todos nos mirábamos, riendo, comentando su temperamento rompedor:
  – ¡Menuda voz!.
  …
  Elena era mucho más dulce: ojos tristes pero vivos, sonrisa tatuada…
  Un par de semanas atrás se habÃa puesto uno de esos piercing bajo el labio inferior y lo lucÃa según dictaba su concepto de madurez prematura.
  Pero sabÃa lo que se hacÃa: era capaz de derretir con la mirada (o con esos labios de almohada) al taxista más curtido.
  Todas las tardes, al acercarme a su trozo de barra y sin mediar palabra me decÃa: “con leche frÃa, ¿verdad?” sumida en la misma timidez seductora de siempre, con la misma sonrisa de nube de siempre, con la misma profesionalidad ganada a pulso de siempre.
  El joven, tras indicarme su destino, sacó del bolsillo una PSP (consola de videojuegos portátil) y comenzó a jugar abstraÃdo de las inclemencias del tráfico: pese a mis constantes frenazos, giros bruscos o gritos de claxon, no despegó ni un segundo los ojos de su pantalla. MovÃa la cabeza y los brazos siguiendo la dirección de supersonaje (pulgares mediante) como quien trata de abrazar su propia sombra.
  [¿Las nuevas tecnologÃas del entretenimiento nos liberan?, ¿nos atrapan?. ¿Nuestra Second Life se ha convertido en una First Life paralela? ¿La cultura, el arte o la inteligencia se miden ahora en bits?]
  4.- (1+3)= Flechazo auditivo convertido en posibilidad táctil.
  5.- Presupongo que la usuaria tiene novio (las chicas guapas sin novio no viajan en taxi). Presupongo que su novio fue quien me robóel primer navegador con la intención de localizar a la aludida.
  6.- El novio, presuntamente, consigue ganarme la partida.
  7.- Me conceden el premio 20blogs.
  8.- El novio, ciego de venganza literaria, me persigue con su Vespa blanca.
  9.- El novio aprovecha un descuido simpulso y me roba (otra vez) el segundo navegador con la intención de repetir los pasos 5 y 6 con la nueva voz.
  11.- Bajo el taxi encuentro cordón detonante del grupo Mondragón que implica directamente, como cerebro de la trama bloggera, a Javier Gurruchaga.
  11.- Mecagoensuputamadre (la del novio polÃgamo, claro).Â
[A mi pasado,
a cualquier futuro,
a la mujer anónima del ojo clavado en mi espejo]
Años atrás…
    los besos
    viajaban en cayuco,
    los taxis
    eran relojes de cuco,
    y los cucos     pájaros drogados
    anidados
    en los prados
    de mi puta cabeza
Años atrás…
    me olvidaba de ti
    al bajar la bandera,
    miradas de bisturÃ
    y otra vida cualquiera     to be or not to be     neuronas en la guantera
…
Y ahora, ya ves…
    me desvisto por los pies
    y un par de veces al mes     me marco unamanicura
    Soy los poros de tu piel
    (mezclados con Actimel):
     Eutanasia a la locura
  “Los más listos de cada casa están en la cárcel: polÃticos, personajes del corazón, tonadilleras; todo vale con tal de conseguir mucho más dinero del que podrán gastar durante el resto de su vida. El que compra un Audi quiere un Aston Martin, el que compra un yate quiere tres… a eso me refiero… a los valores… ¿donde quedan los valores?“ Â
  “Ahora los jóvenes luchan por el botellón en lugar de movilizarse en contra de la especulación inmobiliaria, o del cambio climático. No hay espÃritu de lucha por conseguir un mundo mejor porque esos tipos de chaqueta y corbata nos han llevado a perder toda esperanza. Es el resurgimiento del existencialismo de Sartre.”
  “Sólo cabe una solución: que no vote nadie, o al menos que todo el paÃs vote en blanco para darles una buena lección… como en “Ensayo sobre la lucidez” de Saramago. Asà de claro…”
  … Â
  [Extracto de monólogo en boca de un usuario (mediana edad, buena presencia) entre la calle Lopez de Hoyos y el Paseo de la Castellana recogido (a groso modo) por mi taxi-libre-ta como ejemplo del sentir popular]    Â
  Al caer la noche, las farolas de la calle Almagro se convierten en transexuales de tanga (con paquete adjunto), pechos asiliconados, besos de botox y lágrimas por dentro.  Â
  Algunos coches circulan despacio movidos por la curiosidad; otros directamente paran, negocian y ceden sus fluidos con la naturalidad de quien bosteza con la boca abierta (y los ojos cerrados).
  – ¿PodrÃas llevarme a tu entrepierna, cariño?
  Por fortuna, mi colapso mental se tradujo en un fuerte golpe de acelerador, mientras el diablillo que okupa mi hemisferio derecho me repetÃa con insistencia: “Has vuelto a picar… ¿no aprenderás nunca?”.